jueves, 19 de noviembre de 2015

RABIA


RABIA

Dicen algunos que la rabia es un estado transitorio de locura.  ¿Debo por lo tanto sentirme o considerarme loca  por sentir rabia ante la crueldad de este sistema terrorista y profundamente inhumano? Andan pues por ahí muchos y muchas, locos y locas, siendo criminalizados por su sentimiento de rabia que les hace escupir verdades sin preocuparse por lo políticamente correcto, pues la rabia no entiende de formalismos. A esos “enfermos” se  les tacha de radicales violentos por su voluntad de no seguir alienados por un sistema que los quiere esclavos complacientes.

Una vez que la libertad ha explotado en el alma del hombre, los dioses ya no pueden contra ese hombre. Pues es un asunto de hombres, y es a los demás hombres -y sólo a ellos- a quienes corresponde dejarlo correr o estrangularlo (Jean-Paul Sartre in Las moscas)

La rabia nace del descubrimiento de la verdad, del despertar de las conciencias, y la represión del miedo de aquellos que no quieren saber de la verdad porque les es más cómodo seguir viviendo en la falacia del sistema desde la más pura ignorancia. Lo que no saben los alienados, es que ellos también tienen rabia, la guardan muy adentro, callada, censurada, porque les han enseñado a obedecer, a no molestar a los poderosos, pero tienen rabia, y tanto que tienen rabia, pero su conciencia alienada no les deja expresar tan censurado sentimiento.
Están ahí, mirando al “enfermo” rabioso, señalándolo como buenos chivatos cómplices del cacique sistema que los utiliza para mantener el orden en su podrida dictadura, sistema que lejos de respetarles se ríe de ellos como se ríe el amo del esclavo que después de haber sido humillado sigue lamiéndole las botas, en muestra de total sumisión, pensando que así podrá vivir en paz.
Dice el insensato buen esclavo – “¡Miradlos! ¡Están ahí! Los radicales, los antisistema, los violentos, llenos de rabia.” Y me dan ganas de preguntarles a estos pacíficos cómplices del sistema genocida – “¿Acaso no sentís rabia ante tanta injustica y tanta inhumanidad? ¿A caso no sois vosotros los enfermos por apoyar a unos verdugos criminales?”
La rabia es violenta, pues ésta nace de la acción violenta que ejercen sobre uno mismo, sin embargo tal acción ejercida por el verdugo no es considerada violenta siendo así legitimada y deslegitimando por ende la repuesta no pacífica. Convendría aquí definir la palabra violencia - ¿Qué es pues violencia? – Violencia es, según la RAE (http://lema.rae.es/drae/srv/search?key=violencia):

1. f. Cualidad de violento.
2. f. Acción y efecto de violentar o violentarse.
3. f. Acción violenta o contra el natural modo de proceder.
4. f. Acción de violar a una mujer.

Definición como mucho abstracta particularmente en su tercera acepción: “f. Acción violenta o contra el natural modo de proceder.” ¿Qué debemos entender por “natural modo de proceder”? Podríamos preguntarnos así ¿Qué mensaje implícito debemos de interpretar y asimilar desde esa definición? ¿Quién establece ese “natural modo de proceder”? ¿Es verdaderamente natural o es aconsejado, dictado por no decir impuesto, para servir los intereses de la clase dominante que imponiendo sur cultura dicha hegemónica nos marca las pautas del buen esclavo?
Y todo esto me lleva al  concepto de violencia simbólica creado por el sociólogo francés Pierre Bourdieu:

Violencia simbólica es esa violencia que arranca sumisiones que ni siquiera se perciben como tales apoyándose en unas “expectativas colectivas”, en unas creencias socialmente inculcadas. (Bourdieu, 1999)

Por lo que en la línea del concepto de violencia simbólica, debemos entender que el “natural modo de proceder” se enmarca dentro de unas “expectativas colectivas” resultantes de “unas creencias socialmente inculcadas”. Es decir en una sola palabra, manipulación. Vivimos por  lo tanto en el mundo de la mentira donde se santifica al verdugo y criminaliza al inocente.
No sé qué me das más rabia, si los deleznables procederes del Estado fascista o la complaciente sumisión de los “felices ignorantes”. Esos ignorantes, borregos rodeados de lobos, que en su locura sin medida nos llaman fanáticos. ¿Fanáticos nosotros? No somos nosotros, los rabiosos, quienes adoramos y adulamos a un Estado fascista que practica el terrorismo de Estado para asegurar, según ellos e irónicamente, la paz de su pueblo, en todo caso será la paz para ellos. La paz, para seguir explotando y humillando impunemente a su pueblo que responde  con pacífica sumisión.
Quiero decirles ahora a esos dóciles borregos aletargados: 
-      Violencia es que  te arrebaten criminalmente tus derechos, como pueden ser el derecho a una vivienda, el derecho a un trabajo digno y en condiciones dignas, el derecho a una educación pública, de calidad y laica donde la cultura sea libre y no mera propaganda del sistema con el fin de crear más esclavos, el derecho a decidir sobre tu propio cuerpo,  y así una larga lista.
-      Violencia es que por decir la verdad, por no seguir el discurso oficial te juzguen y te condenen a dos años de cárcel.
-      Violencia es que los fascistas puedan manifestarse libremente sin ser juzgados ni encarceladas porque ellos sí son cómplices y partícipes de este Estado fascista y que a ti te maten a palos por intentar detenerlos y defender los derechos humanos.
-      Violencia es que manden a tu hijo, que no al hijo del rico, a la guerra para morir por sus intereses y que no puedas hacer nada, sino eres antipatriota, anti sistema y por ende terrorista.
-      Violencia es cobrar de 1 a 3 € euros la hora recogiendo fruta.
-      Violencia es no percibir tu salario que te has ganado trabajando y no poder reclamarlo.
-      Violencia es ser mujer y estar doblemente oprimida y esclavizada sin que a nadie le importe.

Finalmente, violencia es todo aquello que sufrimos cada día la clase obrera, que ahora llamáis los de abajo, como si os avergonzarais de ello. La violencia es tan visible como invisible, está ahí presente, en todas partes. Violencia que es contestada con flores cuando debería serlo con puños.
Tengo rabia, sí, tengo rabia, y no pienso regalarle flores a mi opresor, a ese maldito verdugo. Que teman la rabia y a los rabiosos, que cada día son más. Nosotros no somos los enfermos, pues hemos despertado y nos hemos apoderado de nuestras conciencias. No nos avergonzamos de quienes somos, pues somos aquellos y aquellas que han decidido defender la dignidad y la justicia. “El motor de la historia es la lucha de clases” no lo olvidéis aquellos que cuales amnésicos vagáis por el mundo sin rumbo y pensad que “un pueblo que desconoce su historia está condenado a repetirla”. No tengáis miedo en dejar explotar la rabia que hay en vosotros, abrazad la libertad, y no renunciéis al conocimiento pues éste  os hará libres.
Sed insumisos, como valientes rabiosos que han osado soñar con un mundo nuevo.

Porque tenemos la rabia,
pase lo que pase, permaneceremos en pie.
La rabia de llegar hasta el final
y hasta dónde quiera llevarnos la vida.
Porque tenemos la rabia
ya no podremos callarnos ni sentarnos.
A partir de ahora estaremos listos
porque tenemos la rabia, el corazón y la fe.
Porque tenemos la rabia
pase lo que pase, permaneceremos en pie.
La rabia de llegar hasta el fondo de donde
quiera llevarnos la vida.
Porque tenemos la rabia
ya nada podrá detenernos.

LA RAGE (LA RABIA DEL PUEBLO) – Keny Arkana