miércoles, 13 de marzo de 2013

DÍA INTERNACIONAL DE LA MUJER: 8 DE MARZO. PORQUE AÚN QUEDAN MUCHAS RAZONES PARA CONMEMORARLO


Todavía son muchos y muchas en preguntarse el porqué del Día Internacional de la Mujer – pregunta no sin doble sentido – así pues, creo sería conveniente empezar este artículo recordando brevemente los orígenes de dicha celebración, desde una perspectiva cronológica, así como las razones que la motivan:
1909: Conformemente a una declaración del Partido Socialista americano, el primer Día nacional de la Mujer fue celebrado en el conjunto del territorio Estadounidense, el 28 de febrero de ese mismo año. Las mujeres han continuado celebrando esta jornada cada último domingo de febrero hasta 1913.
1910: La Internacional Socialista reunida en Copenhague instauró un Día de la mujer, de carácter internacional, con el fin de rendir homenaje al movimiento a favor de los derechos de las mujeres así como para ayudar a obtener el sufragio universal femenino. La proposición fue aprobada por unanimidad por la conferencia, la cual contaba con 100 mujeres procedentes de 17 países, de las cuales las tres primeras fueron elegidas en el Parlamento finlandés. Ninguna fecha concreta fue fijada para dicha celebración.  
1911: Como resultado de la decisión tomada en Copenhague el año anterior, el Día Internacional de la Mujer fue celebrado por primera vez, el 19 de marzo, en Alemania, en Austria, en Dinamarca y en Suiza, en donde más de un millón de mujeres y hombres asistieron a las concentraciones. Además del derecho al voto y de ejercer una función pública, se exige también el derecho al trabajo, a la formación profesional, y el cese de la discriminación en el lugar de trabajo.
1913-1914: En el marco del movimiento pacifista que germinaba a las vísperas de la Primera Guerra Mundial, las mujeres rusas celebraron su primer Día Internacional de la Mujer el último domingo de febrero de 1913. En los otros países de Europa, el 8 de marzo, o a uno o dos días de dicha fecha, las mujeres protagonizaron unas concentraciones ya sea para protestar contra la guerra, ya sea para expresar su solidaridad con sus hermanas.
1917: Tras haber sido asesinados dos millones de soldados rusos durante la guerra, las mujeres rusas eligieron de nuevo el último domingo de febrero para hacer huelga con el fin de obtener “pan y paz”. Los dirigentes políticos se erigieron contra la fecha elegida para la huelga, pero las mujeres hicieron caso omiso. Cuatro días más tarde, el Zar fue obligado a abdicar y el gobierno provisional otorgó el derecho al voto a las mujeres. Ese domingo histórico caía un 23 de febrero siguiendo el calendario juliano por aquel entonces en uso en Rusia, correspondiendo al 8 de marzo en el calendario gregoriano usado en otras partes.
Seguidamente a este breve recorrido cronológico y como bien hemos podido observar en los párrafos anteriores, la esencia del 8 de marzo reside en la conmemoración a la lucha, más que centenaria, emprendida por mujeres de todo tipo de horizontes y épocas. Asimismo – sumando algo de optimismo tal día como hoy – tomaremos a bien de recodar los logros que han resultado de tan constante lucha. Entre ellos, y de los más significativos, está el sufragio femenino conseguido por primera vez – atendiendo al caso español – en 1931, el 1ro de octubre de ese año concretamente. No podemos pues hablar del derecho al voto de la mujer sin nombrar a una de las figuras más importantes dentro de ese proceso democrático, siendo ésta Clara Campoamor (1888 – 1972), cuyos planteamientos ideológicos han ido siempre encaminados hacia una sociedad más justa, en donde los valores de libertad, igualdad y solidaridad no fuesen una mera utopía sino una realidad en la cual se entendiese y contemplase a hombres y mujeres, así lo expresó ella misma:

Yo y todas las mujeres a quienes represento queremos votar con nuestra mitad masculina, porque no hay degeneración de sexos, porque todos somos hijos de hombre y mujer y recibimos por igual las dos partes de nuestro ser, argumento que han desarrollado los biólogos. Somos producto de dos seres; no hay incapacidad posible de vosotros a mí, ni de mí a vosotros. (Pasaje del discurso pronunciado por Clara Campoamor en la Cortes el 1 de octubre de 1931 en defensa del sufragio femenino)

Ese mismo año, se aprueba igualmente el matrimonio civil así como el divorcio, derecho que recoge la Constitución de 1931 en su artículo nº43:

La familia está bajo la salvaguardia especial del Estado. El matrimonio se funda en la igualdad de derechos para uno y otro sexo, y podrá disolverse por mutuo disenso o a petición de cualquiera de los cónyuges con alegación en este caso de justa causa.

Cuyos fundamentos vienen inspirados en gran parte de la ley francesa. Estamos viviendo por entonces en España una auténtica revolución – así lo podemos calificar dado el contexto de la época – de la condición femenina, en donde la conquista de una igualdad real y efectiva entre hombres y mujeres se convierte en uno de los principales objetivos de la lucha feminista. Por la misma, dentro de esta legítima lucha hallamos otras reivindicaciones como unas condiciones de trabajo dignas para las mujeres, el derecho a la educación (las mujeres siendo la parte de la población más afectada por el analfabetismo), el desarrollo de métodos anticonceptivos (defensa de la libertad sexual) los cuales implican el derecho de las mujeres a ejercer el control sobre su propio cuerpo convirtiéndose por consiguiente en sujeto y no objeto de su sexualidad. Eso nos lleva a la promulgación de una ley del aborto, que – para sorpresa de muchos – fue legalizado por primera vez en España en octubre de 1936 gracias a la anarquista Federica Montseny (1905 – 1994), que fue la primera mujer ministra en España así como una de las figuras clave del anarquismo español. De todo lo anterior, es harto sencillo concluir que la Segunda República Española fue un periodo propicio al progreso de la condición femenina, periodo en el cual el mundo entero fue testigo de una gran revolución – considerando siempre el contexto sociocultural, socio histórico y socio económico de la época – eso sí en femenino.
A esta etapa de progreso sucede una etapa de gran recesión, no sólo en el campo de la condición femenina, sino más bien de la condición humana en general, que viene dada a raíz del golpe de Estado acontecido el 18 de julio de 1936 que finalizará, tras cuatro terribles años de una guerra fratricida el 1 de abril de 1939, sumiendo así al país en un oscuro periodo de larga dictadura caracterizada por la supresión de todos los derechos conseguidos hasta entonces entre otras cosas.
Tendremos pues que esperar hasta la muerte del dictador Francisco Franco, para que las mujeres puedan volver a emprender su camino hacia la conquista de sus derechos usurpados así como de nuevos por conseguir. Aunque la lucha de la mujer nunca cesó, asistimos en ese delicado periodo histórico de la historia de nuestro país a un resurgir de la lucha feminista en España, lucha que goza de un gran resplandor en la Europa del siglo XX.
Hemos hablado de feminismo por lo que creo necesario hacer aquí un pequeño inciso dado el desconocimiento aún vigente en base a este término, siendo éste en demasiadas ocasiones mal entendido y por ende mal interpretado. Precisaremos pues adentrarnos brevemente en una definición terminológica de dicho concepto, por lo que tomaré como fuente autorizada la RAE que define el feminismo como: “Doctrina social favorable a la mujer, a quien concede capacidad y derechos reservados antes a los hombres. Movimiento que exige para las mujeres iguales derechos que para los hombres”, por otro lado también tomaremos como referencia la definición propuesta por Victoria Sau (Licenciada en Psicología y en Historia Contemporánea y profesora de Psicología Diferencial en la Universidad de Barcelona) más desarrollada según la cual:

El feminismo es un movimiento social y político que se inicia formalmente a finales del siglo XVIII y que supone la toma de conciencia de las mujeres como grupo o colectivo humano, de la opresión, dominación y explotación de que han sido y son objeto por parte del colectivo de varones en el seno del patriarcado bajo sus distintas fases históricas de modelo de producción, lo cual las mueve a la acción para la liberación de su sexo con todas las transformaciones de la sociedad que aquélla requiera. (Sau, Victoria in Diccionario ideológico feminista)

Así pues, alejándonos del término “doctrina” utilizado por la RAE, seguiremos mismamente la visión de Jane Mansbridge (Catedrática de Liderazgo Político y Valores Democráticos en la Kennedy School of Government de la Universidad de Harvard) quien plantea el feminismo como “un movimiento creado en el discurso” entendido a su vez como “el compromiso para poner fin a la dominación masculina”. Finalmente, no podemos tratar de definir el feminismo sin citar a una de sus figuras “madre” y, bajo mi punto de vista, más representativas de dicho movimiento (vertebrándose el mismo en distintas corrientes que por cuestiones de espacio no entraremos a explicar), la escritora, profesora, filósofa y feminista francesa Simone de Beauvoir (1908-1986) que mediante su obra Le Deuxième sexe (El Segundo sexo) marcará un antes y un después respecto del movimiento feminista así como de la condición de la mujer en la sociedad moderna, obra de la cual rescataremos la afirmación ya famosa e impregnada en nuestro imaginario colectivo “On ne naît pas femme on le devient (No se nace mujer: se llega a serlo) (De Beauvoir, Simone, Le deuxième sexe 1, Gallimard, Paris, 1949, p. 285-286).
Al concepto de Feminismo oponemos equivocadamente el de machismo, estableciendo así un antagonismo erróneo, pues el primero no es el antónimo del segundo, el machismo siendo la resultante de un comportamiento social que viene dado por unas costumbres de tradición mediterránea – acogiéndonos aquí al término acuñado por el sociólogo Pierre Bourdieu (1930-2002) – ancladas en una concepción patriarcal del Estado. Por consiguiente, si queremos hacer referencia al comportamiento opuesto al machismo debemos pues hablar de hembrismo que nada tiene que ver con Feminismo.
Tras este breve inciso y habiendo delimitado ciertos conceptos, podemos pues proseguir en nuestro discurso. La lucha de la mujer ha sido ciertamente significativa y la principal responsable de la evolución de la condición femenina en la sociedad actual. No obstante, pensar que todo está adquirido y que el feminismo es cosa del pasado así como que aquellas mujeres que seguimos proclamándonos feministas y defendiendo el movimiento somos “unas nostálgicas ancladas en el pasado” es un terrible error, pues queda mucho por conseguir. Ahora más que nunca debemos de permanecer firmes en la lucha ya que, al igual que aconteció después de la Segunda República Española durante la ocupación franquista, estamos asistiendo a una recesión de los derechos de la mujer. Estamos siendo testigos impasibles de los ataques de un gobierno que amenaza con reformar derechos históricos como son el derecho al aborto, al divorcio así como – mediante una reforma laboral que atenta contra los derechos humanos como bien lo ha afirmado la Comunidad Europea – una vulneración a los derechos de la mujer trabajadora, mermando consiguientemente las condiciones laborales de las mismas.
 Hemos tratado los logros de la lucha de la mujer, queda pues tratar aquellos por conseguir. Dentro de los objetivos que nos quedan por conquistar están, entre tantos: la eliminación total de la violencia de género, la igualdad en los espacios públicos (nos referimos aquí a la violación, violencia que siguen sufriendo todavía muchas mujeres), la igualdad salarial (mismo sueldo entre hombres y mujeres a calificación y trabajo igual), la igualdad de acceso a puestos de alta responsabilidad, la no discriminación laboral por razones de maternidad o posible maternidad, y me dejo muchos otros en el tintero…
Con la voluntad de no extenderme demasiado y de no aburrir – quizás – al lector o lectora que haya tenido la amabilidad de dedicar unos minutos de su tiempo a leer estas líneas, no quisiera acabar este artículo sin dedicar unas palabras a las mujeres amas de casa que, aunque desgraciadamente no se aprecie, han desarrollado y desarrollan un papel fundamental en la sociedad. Mujeres invisibles, cuyo trabajo sin beneficios económicos no sólo no es reconocido sino que tampoco valorado. Esas mujeres también son mujeres trabajadoras, sin sueldo, sin vacaciones ni pagas extras, mujeres que – muchos aquí quizás se desconcierten – han ahorrado al Estado mucho dinero, ya que ellas (sumidas en la llamada esfera privada) han velado por el cuidado de su hogar, hijos, padres, nietos, etc., desarrollando así una importante labor social desgraciadamente no reconocida, razón por la cual hoy quiero aprovechar y restituirles el homenaje que a ellas también se les debe. Por la misma, quiero agradecer a todas esas mujeres invisibles la generosidad de una dedicación desinteresada y que yo considero muy legítima. Quiero aquí – arriesgándome a la mayor de las críticas – reclamar el derecho a un sueldo para esas mujeres en reconocimiento a su trabajo así como a la labor social desempeñada por las mismas.
Finalmente, y para ir concluyendo, quedando aún mucho por decir (perdonadme las omisiones), quiero pues desear un feliz día de la mujer a todas mis “hermanas”, conmemorando y agradeciendo a aquellas que nos han labrado un camino que ahora nos toca definir. Despidiéndome pues con una imagen que espero muchas y muchos podáis entender y sobre todo compartir:

Así esté mi cuerpo en carnes vivas, sangrando en cada poro de mi piel, acusando los golpes que me habréis querido infligir por osar alzar la voz, mi voz de mujer, articulando palabras para algunos blasfemas, seguiré escalando, piedra tras piedra, pues habrá merecido la pena tan sólo tocar la cima para poder vislumbrar el amanecer…




sábado, 9 de febrero de 2013

DE PENSAMIENTOS VARIOS ENTRE LIBROS Y LADRILLOS...


DE PENSAMIENTOS VARIOS


ENTRE LIBROS Y LADRILLOS…

Hace tiempo que no escribo, no por ganas sino más bien por tiempo, maldita sea en ocasiones la vida moderna.
No han sido pocas las cosas que hasta ahora me han hecho pensar… el contexto actual es una auténtica invitación a la desobediencia popular y, sin embargo, a pesar de algunos tímidos brotes, permanecemos en el borreguismo más absoluto.
En un país donde aparentemente ha desertado la cultura, queda pues el resplandor de un “glorioso” pasado enladrillado, cuyo fantasma no se hace menos presente.
Al milagro del ladrillo sumémosle otro tanto de corrupción y obtenemos el ya famoso “MILAGRO ESPAÑOL” (válgame la redundancia). A pesar de una tremenda resaca – y de algunas imágenes un tanto avergonzantes dicho de paso – seguimos de toda evidencia decididos a volver a incurrir en los mismos errores.    
Mientras el anhelo de un cambio es cada vez menos probable de acallar, el núcleo duro de nuestro arcaico sistema se precipita en agrupar a sus dóciles ovejitas – con el fin de que éstas retomen el buen camino – estigmatizando aquellas insensatas descarriadas que tocadas por el fenómeno anti-sistema se han vuelto de lo más radical…. (Perdonadme, pero ahora mismo no puedo evitar sonreír).
Por favor, os  lo ruego, seamos moderados pues la hora es a la moderación y no a la revolución. Que están privatizando la educación y la sanidad que un día fueron públicas??? Que están borrando todos nuestros derechos, que sangre y lágrimas nos han costado conseguir, de un simple y necio plumazo??? Que nos acusan de codicia aquellos que han enviado de vacaciones en paraísos fiscales a sus “dudosos” billetes??? Que la palabra “trabajo” ya no puede ir ligada a “dignidad” sino a “esclavitud”??? Que ser mujer implica per se un estado de sumisión asumible cual verdad absoluta???
Aún así no veo razones para radicalizaciones, pues es sabido que hasta ahora el diálogo nos ha sido de gran utilidad con tan grandes ilustres y abiertas mentes, que tienen a bien de gobernarnos.
Sé y soy consciente de que vuestras avispadas mentes no han podido ver más que la latente ironía que emana del presente texto (me tendréis que perdonar de nuevo pero no puedo evitar volver a sonreír).
Razón por la cual enteréis, queridísimas ovejitas descarriadas mías afligidas por el síndrome del anti-sistema, que os dedique este texto pincelado de tan particular humor negro…
Así pues, sed tan radicales como deseéis, y tomad ese “mal” camino desdibujado en donde una amiga, una tal Solidaridad, me ha contado que al final les está esperando la querida Libertad en compañía de su preciada Justicia.
Nos vemos pues en el camino…