El 2
de marzo de 1974 fue asesinado por el Estado fascista español el anarquista y antifascista
Salvador Puig Antich, de tan sólo 25 años, en la cárcel modelo de Barcelona. Condenado
a garrote vil por un tribunal militar, la ejecución tuvo lugar a las 9h20 horas
de la mañana siendo certificada su muerte a las 9h40 horas de la mañana por un
capitán médico. El cruel asesinato se cometió en la sala de paquetería de la
prisión.
Salvador
tuvo la valentía de vivir sin miedo y de luchar por un mundo libre y más justo
y eso le costó la vida. Sus verdugos nunca fueron ni juzgados ni condenados a
pesar de que en octubre de 2014, la jueza argentina María de Servini,
instructora de la causa penal contra el franquismo, apelando al Principio
de justicia universal, envió una orden de detención internacional contra varios
cargos de la dictadura franquista implicados en dicha ejecución, solicitando por
la misma su extradición con el objetivo de interrogarles. Imputados, entre
otros delitos, por firmar la sentencia de muerte de Salvador Puig Antich están
los ex-ministros franquistas Antonio Carro Martínez, José Utrera
Molina, Antonio Barrera de Irimo y Licinio de la Fuente. (Cf. «¿A qué veinte franquistas ordena detener la Justicia argentina?». publico.es.
1 de noviembre de 2014.)
Salvador
es desgraciadamente uno más de la larga lista de víctimas del genocidio
franquista que hoy en día sigue impune. España es el país de la impunidad para
los autores de crímenes contra la humanidad, lo irónico del asunto es que el
estado fascista español que conforma nuestra realidad nacional pretende dar
lecciones a los demás países sobre democracia y derechos humanos cuando éste se
niega abiertamente a condenar a los verdugos y a aportar justicia y reparación
a las víctimas.
Tiene
que ser un país extranjero, en este caso Argentina, quien se encargue de
enjuiciar a estos criminales, tarea que pretenden imposibilitar desde España
donde nuevamente se protege con garras a estos criminales.
No es
de extrañar pues, y conociendo dichos antecedentes, que hoy en el parlamento se
haya negado la existencia de presos políticos en nuestro país. Obviamente para
esas gentes los presos políticos son personas como los fascistas terroristas
Leopoldo López o Antonio Ledezma.
Así pues,
es necesario mantener viva la memoria de las víctimas y luchar para que se haga
justicia, es nuestro deber y obligación honrar la memoria de aquellos y
aquellas que lucharon por la libertad, la justicia y la igualdad, en definitiva
por un mundo mejor.
Hoy,
día 2 de marzo de 2016, cuarenta y dos años después quiero rendir homenaje y
recordar a Salvador Puig Antich, porque gracias a gente como él hemos ido
perdiendo el miedo y aprendido a vivir con valentía. Su memoria sigue viva y
clamando justicia. Por todo ello gràcies company per la teva lluita que
és també la nostra, ni oblit ni perdó, fins sempre metge.
Os dejo aquí abajo un fragmento de la
adaptación cinematográfica Salvador (Puig
Antich) (2006) dirigida por Manuel Huerga de Cuenta atrás. La historia
de Salvador Puig Antich del autor
Francesc Escribano, donde se escenifica la ejecución de Salvador Puig
Antich.
MUERTE DEL ANARQUISTA SALVADOR PUIG ANTICH POR GARROTE VIL